Narciso se ahoga en Instagram
María Fentanes
La tradición clásica griega continúa aportando a nuestros días paradigmas culturales que reflejan las aristas antropológicas tanto de los antiguos como de los contemporáneos. Así, la literatura, la pintura, el teatro, la escultura, entre otras expresiones artísticas, representaron a dioses olímpicos, a héroes portentosos y a criaturas increíbles de la antigüedad que fungieron como protagonistas en los relatos prodigiosos del pasado: los mitos. Tales relatos fueron conservados en la memoria colectiva de los pueblos antiguos, ya que explicaban la cosmogonía, genealogía y el devenir de ellos mismos. Además, estos mitos sirvieron para ilustrar los vicios y virtudes de la comunidad y así instruir a sus ciudadanos mediante las conductas y costumbres (éthos), elevadas o inferiores, de aquellos héroes famosos. Tan amplia fue la transmisión de dichas figuras míticas que el hombre moderno sigue aprendiendo de estas leyendas.
Para este caso, retomaremos el mito de Narciso y su vigencia en nuestros días pandémicos. El poeta Ovidio (siglo I A.C., época dorada de Roma) compuso las Metamorfosis, en ellas recoge la historia de nuestro protagonista, Νάρκισσος. El relato cuenta que existió un joven de hermosura excepcional, el cual inevitablemente enamoraba a mujeres y varones, pero les rechazaba sin miramientos. Hasta que un día, la ninfa Eco, herida por el desdén de Narciso, pidió que fuera vengada su vanidad. Entonces, la diosa Némesis condujo al mancebo hacia un transparente manantial a calmar su sed, donde él descubrió su rostro en el reflejo del agua, contemplando incesante su belleza y obstinado por abrazar su esplendor, expiró ahogado en sí mismo.